martes, 2 de junio de 2009

Más sobre el racismo en el Perú

Existen naciones conformadas por diferentes pueblos, razas, lenguas y costumbres para quienes eso es precisamente una ventaja, un matiz que los enriquece y de lo cual están orgullosos. Allí se puede decir que en la variedad está el gusto. Tenemos ejemplos que lo demuestran como Suiza, con sus 23 cantones y cuatro lenguas oficiales (suizo, alemán, francés e italiano), la cual tiene una conformación geográfica muy similar a Bolivia (montañosa y mediterránea).

Pero ¿por qué en Bolivia el factor racial, cultural y geográfico los divide y por qué en Suiza sí los integra y enriquece? La respuesta es: por la voluntad de sus clases dominantes. En Suiza, después de muchas guerras, llegaron a la conclusión que lo mejor era tener un país viable para todos y no solo para uno de los grupos dominantes. Mientras que en Bolivia, después de muchas guerras, hay un grupo dominante (caracterizado por ser blanco) que se niega a dejar de ser el grupo privilegiado y es el que insiste en que ellos no son iguales a los "indios". Por lo tanto, los “indios” también les cierran las puertas a los blancos.

Esto es algo que va contra la experiencia pues ésta nos demuestra que no existe nación en la Tierra que no esté conformada por varias naciones con varios tipos de cultura dentro de ella, así que no se puede decir que eso sea algo imposible de resolverse. La convivencia es un trabajo social y sicológico que el propio humano debe crear mediante las leyes y la educación. Pero ni en Bolivia ni Perú se hace.

En el caso del Perú no existe la intención de abandonar este esquema de confrontación racial-cultural. No hace falta ser muy suspicaz para ver que allí no se fomenta la integración sino el racismo. Se sigue insistiendo en establecer las diferencias en vez de quebrarlas. Se persiste en que, por ejemplo, la televisión sea "blanca" y sus mujeres "rubias". Se busca que los funcionarios más importantes sean todos "blancos, de preferencia de universidades de clase A y con estudios en el extranjero", algo imposible de lograr para la mayor parte del país que es no blanca. Se aplaude que exista un balneario exclusivo para blancos, llamado Asia, donde no pueden ingresar peruanos de otro aspecto, así tengan más dinero que todos los veraneantes juntos. No se los quiere aceptar porque el ser blanco es un requisito para manejar fácilmente la exclusividad. Es una característica diferencial como en otras partes lo es la religión, el origen familiar, el dinero o los títulos nobiliarios, allí donde el color de la piel es similar en todos los habitantes.

Pero ¿a dónde conduce todo esto? A dónde más sino a que aparezcan un Morales, un Chávez o un Fidel que rompan esta infausta situación de marginación y conflicto soterrado. ¿Cuánto tiempo falta para que esto se manifieste teniendo a su costado a los países más directamente iguales, sus pares, que están diciendo cuál es su inevitable destino?

El tema es que todos los peruanos, empezando por los más ricos y poderosos, deberían procurar crear una nación de iguales, no una igualdad solo en el papel y en la ley. El suizo italiano es igual al suizo alemán; en cambio el peruano blanco no es igual al peruano cholo. Incluso en el extranjero los peruanos blancos de clase alta se diferencian de los otros puesto que la mayor parte posee pasaporte de otros países gracias a una relación de parentesco o por medio de la nacionalización.

Todo parece indicar que el futuro ya tiene reservado para el Perú un fenómeno similar al de toda América, el cual parece inevitable por más se lo intente demorar con los TLC o con las alianzas militares con USA, la que supuestamente fungirá de protectora de la clase dominante peruana en caso se produzca algún cambio social. Veremos si ese argumento llegará realmente a funcionar.

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