domingo, 10 de junio de 2018

Extraterrestres y ángeles: problemas de comunicación

Escribo para los que les gusta el tema OVNI y los mensajes "del más allá". No deja de extrañar la enorme cantidad de "contactados" a quienes "los extraterrestres" o "los ángeles" se dirigen para pedirles "que haya paz en el mundo". Recordemos si no a los tres pastorcillos de Fátima si creen más en la religión que en lo paranormal. No niego que eso pueda suceder puesto que no tengo pruebas de lo contrario (a diferencia de los escépticos profesionales que niegan sin haber siquiera investigado y se basan en sus libros). Pero sí puedo expresar mi extrañeza por la manera cómo estos "seres superiores" se comunican con nosotros.
Porque definitivamente ni los pastores ni las personas comunes y corrientes deberían ser los receptores de estos "mensajes" tan importantes. Pues si fuera cierto que "estamos a punto de destruir el mundo" creo que dicha preocupación ameritaría no perder el tiempo en conctactarse con un cualquiera que no tiene capacidad para hablar sino con alguien que sí tenga influencia y capacidad para impedir dicha destrucción. En pocas palabras, los contactos y comunicaciones de otras dimensiones deberían hacerse a los más apropiados, a aquellos que sí pueden hacer algo por cumplir con el "mensaje de paz" que dichos seres suelen transmitir siempre de manera insistente.
¿Por qué no escogen bien a sus contactos?
¿Son estas entidades tan hábiles para venir de otras galaxias o del mismo cielo y no se dan cuenta que están hablando con un pobre diablo o con un don nadie? ¿No pueden elegir un poco mejor con toda la enorme tecnología o sabiduría que dicen tener? Y esto no lo digo por algo que haya sucedido hace poco o hace algunos años: lo digo porque es una tónica que se repite desde hace siglos, desde hace miles de años según se puede leer en la Biblia.
Pero ¿cuándo viene por fin el "fin del mundo"?
En dicho libro se predice un cataclismo debido a que el ser humano "desconoce a Dios" (Apocalipsis) y promete que "muy pronto vendrá el castigo divino como consecuencia de sus actos malvados". Pero ya ha pasado mucho tiempo, el suficiente como para preguntarnos ¿acaso no ha sido ya bastante la demostración de maldad del hombre como para que ya se produzca de una vez el Armagedón o algo parecido? Sin embargo todo sigue igual, los extraterrestres continúan enviando "mensajes de advertencia" de que "si no cambiamos nuestro comportamiento van a venir grandes desgracias" pero nada pasa.
Un consejo sano
Yo les recomendaría a dichos seres extraordinarios que, si realmente quieren evitar algo, se dirijan directamente a los grupos de personas que son los que toman todas las decisiones buenas o malas del planeta. No son muchas: no pasarán de 20 los que realmente deciden hacer las guerras o matanzas. La gran mayoría de la humanidad solo vivimos nuestras vidas y nada más. No sabemos de nada y nada decidimos sobre el conjunto de la sociedad. De modo que les pediría que no se desgasten en comunicarse con pastorcillos o con "contactados" porque ellos nada van a hacer más que causar algo de risa o, en el mejor de los casos, que la gente construya una ermita donde dicen que les hablaron. 

sábado, 9 de junio de 2018

La música popular del Perú


Desde que cerraron las casas editoriales de música en el Perú el país se convirtió en un "mercado de consumo" de lo que se produce afuera. Al peruano no le quedó más remedio que canalizar sus sentimientos, alegrías y tristezas, por no decir su visión del mundo, a través de las canciones venidas principalmente de EEUU, el mayor centro de producción de sonido del mundo.
Pero no todo lo que se hace allá es lo que los peruanos "consumimos": solo nos envían lo que consideran que es lo más apropiado, lo que "nos va a gustar", o sea, la "latin music", la música norteamericana hecha por latinos, por la sección latina de las disqueras. Eso fue la salsa, un producto de Nueva York para migrantes latinoamericanos que se sentían identificados con lo que dicho género representaba para ellos. Y si funcionó para los migrantes también tenía que funcionar para los demás.
En Latinoamérica no todos somos "afrolatinos"
El problema con ello es que no todos somos "afrolatinos" ni vibramos con las congas y los movimientos frenéticos negros. La gran mayoría de latinoamericanos no tenemos raíces africanas y carecemos del biotipo o conformación para gozar de ellas. Pero eso no es lo importante sino la dependencia que se ha generado con respecto a la "moda" dictada por Norteamérica.
La moda del hip hop
Su principal producto de exportación ahora es, una vez más, los ritmos negros de Nueva York, esos que crean los más pobres y con los cuales tratan de liberarse de la discriminación y el racismo. El hip hop o reggaetón, una especie de rítmica para hablar muy típica de las tribus africanas desde hace miles de años. Y en nuestro andino y raleado Perú surgen, como antes sucedió con los grupos rockeros, miles de jóvenes que encuentran en ello "su expresión" sin saber que eso tiene un origen específico y que sirve para manifestar un tipo de sentimiento que aquí no tiene sentido ni razón de ser.
La gente los ve en los micros haciendo malabares con la rima pero se hace notoria la enorme distancia que hay entre los que lo hacen y lo que el peruano común y corriente piensa y siente. Prueba de ello es que para los cantos patrioteros futbolísticos se prefiere una criollada o seudo canción criolla para cantarle al Perú que un rap afronorteamericano.
El resurgimiento
Pero para no ver solo lo malo de lo que ocurre la alternativa que ha surgido ha sido, a mi entender, excelente. Se trata de la cumbia andina o la chicha, como se prefiera. Analizando bien el fenómeno lo que se observa es que son producciones propias que están acopiando lo mejor que tiene la música nacional. Están ahí los mejores cantantes, los mejores bailarines, los mejores músicos y, en especial, los mejores arreglistas.
A muchos "clasemedieros" esta música les parecerá "inferior" al jazz (el género de los "inteligentes que sí saben de música") pero es solo porque no tienen amplitud de criterio y solo aprecian lo que les gusta, que no es lo mismo que valorar lo bueno. Las grabaciones, los discos locales son cada vez mejores y no tienen que envidiarle nada a los chilenos o a los estudios de California. Se nota que cada día se perfeccionan y encuentran nuevos caminos. Incluso hasta los videos han evolucionado, como podemos comprobar con el de Corazón Serrano "Hasta la raíz", un cover de Lafourcade pero una creación magistral de Ángel Films, a mi entender el mejor video musical hecho hasta ahora en la historia de la música peruana.
Lo que necesita
Sin embargo ¿qué falta aún? En mi opinión letra, contenido, profundidad en su expresión. Eso que tuvo el tango cuando buscaban poetas para ponerles los textos a la música, eso que tenían Pinglo y Chabuca Granda: conocimiento, observación, sensibilidad para expresarse, grandeza en la palabra. Esa es la principal razón por la que la canción criolla ha muerto: por la ausencia de inteligencia, por la vulgaridad y simplismo de su decir que no se condice con esta época. La cumbia peruana tiene que dar un paso más y es hacia su vinculación directa con la vivencia de la gente (algo de lo que sí tuvo Chacalón). Y en segundo lugar también tiene que recuperar la belleza de la melodía; no todo es "mover el cucú". La música es algo más que bailar frenéticamente; también es oír, gustar, paladear, soñar, navegar en el inconsciente. Dos elementos, letra y melodía, que avizoro muy pronto veremos presente en este género auténticamente peruano. 


lunes, 4 de junio de 2018

¿Criollismo o criollada? Sobre la actual situación de este género



La pasión futbolística ha desatado una ola de nacionalismo que hace mucho no vivíamos los peruanos. Eso no es invento nuestro: lo viven todos los países del mundo, y es algo fomentado por todos los Estados sin excepción. No digo que no sea natural: el amor a la tierra, a lo propio, lo es. Lo que es exaltado es el nacionalismo, una vinculación extrema hacia una idea de identidad llamada patria o nación.

Para el anarquismo esa idea de nación o de patria es perniciosa, y argumentan que el ser humano está preparado para vivir sin una macro organización puesto que le basta ponerse de acuerdo de manera inteligente para que todos sean libres de vivir como quieran sin que existan leyes que lo dispongan y normen. Los filósofos griegos estoicos se llamaban a sí mismos "kosmou polites" o ciudadanos del mundo porque decían que no tenían que sujetarse al hecho de haber nacido en determinado lugar y tiempo y que por ello se sentían más libres que los demás.

Más fuerte que nuestros deseos
Pero a pesar que esa idea siempre ha rondado la cabeza de mucha gente, y no sin razón, lo cierto es que nos guste o no nacemos humanos e hijos de una madre determinada a quien no se puede dejar de amar por lo que es y por lo que nos dio. Si somos lo que somos es porque ella (o él) así lo quisieron, y actuamos de acuerdo con eso sin poder evitarlo. Nacer no es un acto voluntario y nadie nace donde quiere ni como quiere. Por lo tanto el amor, el afecto hacia lo que nos dio la vida, es natural, tal como lo demuestran todos los animales.

Primero somos masa, después individuos
Pero tampoco somos solo hijos de nuestra madre natural sino también ella forma parte de un contexto llamado sociedad en la cual vive y a la cual nos inserta casi siempre con éxito. Mucho antes que tomemos conciencia de nuestra individualidad lo que somos es parte de un todo, de una masa no diferenciada y nuestro mayor esfuerzo lo dedicamos a "hacer como hacen los demás", a imitar, a aprender de otros cómo tenemos que vivir. Sin esa actitud natural no aprenderíamos ni a caminar ni a hablar ni nada; nuestra primera noción no es individual sino colectiva.

Solo después, en nuestro proceso filogenético, es que nos hacemos individuos, cuando tomamos conciencia que además de ser parte de un todo somos también seres autónomos, con capacidad de pensar y actuar al margen de lo que indiquen las mayorías. Muchos animales también tienen esa facultad, en especial los mamíferos, de modo que eso es exclusivo del ser humano. Pero esa individualidad no nos hace ajenos a nuestro medio puesto que es muy difícil, si no imposible, llegar a vivir completamente solos; un ser absolutamente solitario es un ente destinado a su desaparición, es el expatriado o expulsado condenado a la muerte en vida. Por lo que necesariamente nuestra realización como seres vivos tendrá que ser siempre en sociedad.

¿Y qué hay de la música criolla?
Pero ¿qué tiene que ver esto con el criollismo? En que la expresión de una sociedad se manifiesta muchas veces en sus manifestaciones culturales, una de las cuales es la música. En el caso concreto actual, la música criolla se ha convertido en un símbolo patrio dejando de ser lo que fue en sus comienzos: una expresión popular de fiesta, de amor y de pasatiempo. Esto por un lado puede significar que dicho género se ha realzado obteniendo una categoría superior a la que tenía, pero por otro lado ha sufrido también una transformación que, quiérase o no, la ha deformado.

Porque las expresiones musicales populares suelen caracterizarse por ser espontáneas y un reflejo del momento en que se vive; son un termómetro o una manifestación que demuestra el sentir de aquellos que no encuentran otra forma de dar a conocer lo que sienten y piensan. Y si estas empiezan a ser constreñidas por un Estado que requiere de mecanismos de unión o de uniformización el resultado es que adquieren un carácter o "cliché" que las aleja de lo que originalmente fueron. Ha pasado siempre en distintas ocasiones en la historia en que el Estado se apropió de una determinada música y la convirtió en un símbolo nacional.

Cuándo nació la criollada
Con la música criolla peruana ha ocurrido esto. Durante la época de Velasco se buscaron distintos elementos que contribuyeran con su ideario nacionalista y uno de ellos fue la música. Ello recayó en la creatividad de un compositor, Polo Campos, quien contribuyó con el pedido de crear canciones criollas de exaltación patriótica que fueran con la línea aquella. Polo Campos no era un cualquiera. A pesar de su origen ayacuchano alcanzó un éxito extraordinario surtiendo de melodías a la industria fonográfica peruana que estaba necesitada de temas que, por su llegada, fueran vendibles y así resultara un buen negocio invertir en ellas.

Esa resultó ser la era de oro de la música criolla pero también su fin. Se la transformó de ser una manifestación de una forma de vida (criolla) a ser únicamente una "canción", un valse, festejo o polca, desligándola de sus raíces y causales. Ya no era el criollo quien la creaba y entregaba a la sociedad sino el "especialista en crear música criolla para las ventas" el que instalaba el género en el imaginario colectivo nacional. ¿El resultado? Mientras que la industria del disco desapareció hasta el día de hoy la idea de música criolla vinculada a la fiesta, diversión, jarana o juerga quedó entre la gente, así como la idea de que "es patriótica".

Cómo se ve a la música criolla
Por supuesto que toda canción puede ser patriótica (como lo demuestran muchos valses hechos durante la Segunda Guerra con Chile así como la denominación de "marinera" creada por Gamarra) pero eso no la vuelve "patriotera", y hoy por hoy, si hay alguna música "patriotera" esa es la criolla, aquella que utilizando letras elementales y pegajosas demuestra una "peruanidad" que casi solo sirve para los eventos deportivos, nada más. Los "criollos" son ahora personajes pintorescos dedicados, como si fueran "personal trainers", a levantar el entusiasmo por los símbolos patrios apoyando, quieran o no, a todos los gobiernos de turno.

¿Qué se ganó y qué se perdió? 
Se ganó en popularidad masiva, porque tanto en las barras bravas como en las reuniones familiares se opta por esta expresión salpicada de licor, bulla, gritos y fanfarria entendiendo que el criollismo es para destapar nuestros instintos más primitivos envueltos en una bandera. Pero se perdió todo lo demás: el afecto, la pasión, la poesía, el retrato popular, la sensibilidad, el cariño, la sutiliza y sobre todo: la inteligencia. Una letra más o menos bien escrita resulta ser "demasiado complicada" para saltar y gritar en un partido de fútbol. Canciones como las de Chabuca Granda, la máxima expresión de cultura en dicho género, son detestadas por muchos músicos por ser "muy tristes y aburridas", solo para pituquitas delicadas.

En conclusión
Si hay alguna explicación a la decadencia de la música criolla peruana actual es por causa de su vulgarización patriotera y por la idea comúnmente aceptada que "es para la juerga" y no para el cerebro, para el alma ni para cualquier otra cosa. La juventud prefiere el género rap o hip hop (que nada tienen que ver con nuestra realidad) para expresarse, aunque esto dista mucho de llamarse música y aún está a años luz de ser poesía. No opta por lo criollo porque no lo ve "serio", y muchos artistas no se dan cuenta de ello y prefieren dejarlo así. Los pocos cultores "privados" de los llamados centros music
ales se dedican más a una labor de investigación histórica (canciones "del pasado") como si el solo rescatar lo antiguo fuera suficiente. Conocer el pasado es fundamental siempre y cuando se mire hacia el futuro. Quedarse en él es condenarlo a la muerte.