lunes, 1 de junio de 2009

Cuba, te odio, te amo

Les escribo desde aquí, desde el democrático y pro norteamericano Perú, donde más de tres millones de compatriotas han huido al extranjero y viven limpiando excusados para sostener a los 28 millones de parientes pobres aquí residentes. Nunca he sido de los que se han preocupado por lo bueno o malo que haya en Cuba ni en ningún otro país, porque la lógica humana nos dice que todo es según el color del cristal con que se mira, y que nadie puede juzgar al vecino sin antes mirarse a sí mismo y ver si está peor que él.

Yo no creo que quien vive en tal o cual país, ni en tal o cual pueblo o valle, vive mejor o peor. Esos valores no son medibles ni correlativos. Se puede estar en una fastuosa residencia y querer suicidarse como también dormir en la calle y ansiar vivir intensamente cada día (como pasa aquí, en mi país). Que si Cuba es mejor o peor, que si debe ser así o asa, eso es problema que le compete a quien siente que ello es una amenaza para sus intereses. Cada mundo, cada sociedad, tiene sus cosas buenas y malas, y en cada una hay quienes ganan y quienes pierden. Hay tantos infelices en Japón (que tiene una de las mayores tasas de suicidios del mundo) como en Ghana. Se vive y se muere, tarde o temprano, en todo sitio.

Hoy millones de norteamericanos sienten que el mundo se les vino encima y están más insatisfechos que cualquier nación en la Tierra (porque sienten que ya no viven tan bien como pensaban). ¿He de juzgar por ello que es una ”nación equivocada” o un “régimen represor”, sobre todo considerando que la ley Patriota es mucho más perseguidora que la misma KGB en sus mejores momentos? No lo creo. Son momentos en la vida de las sociedades. ¿Cuánto duró y cuánto costó la Revolución Francesa antes de ser admirada como lo es hoy? Más de un siglo. ¿Los miles de muertos que causó ésta revolución y la revolución norteamericana significan que son hechos equivocados en la historia? No necesariamente, porque no ha habido revolución sin víctimas (”daños colaterales” se dice ahora).

Particularmente para mí resultaría irrisorio juzgar a otras naciones. ¿En base a qué argumentos, con qué autoridad moral, quién sería yo para hacerlo? Aún si mi forma de vida fuese para mí la mejor (¿qué es “la mejor”?) ¿significaría eso que para los demás también será la mejor? Difícil respuesta. Yo no comparto esa idea de que ser rico es vivir mejor o vivir ”decentemente” porque el tema no es nuevo en la historia humana y desde siempre se ha dicho que el exceso o la carencia no determinan el equilibrio ni satisfacen el deseo humano (que siempre es más grande de lo que parece). Por lo tanto, decir simplemente que porque tal nación exhibe mejores índices de desarrollo o tiene una mayor cantidad de ricos per cápita es, por lo tanto, mejor que otra; y que por esta misma razón todos los demás debemos (estamos en la obligación) de hacer lo mismo, es tan falso como decir que, porque la mayor parte de las naciones aman al fútbol, entonces EEUU debería cambiar sus costumbres de béisbol, básket y football para hacer como hace todo el mundo y jugar al fútbol (soccer). Si en Suiza o en Nueva York se vive así no es razón para obligar al Reino Unido, por ejemplo, a manejar por la derecha y no por la izquierda.

¿No me gusta que Cuba sea como es? Bueno pues, qué pena. Pero ¿por qué la tengo que invadir y asesinar a todos sus líderes simplemente porque me parece que viven equivocadamente (o sea, distinto a como yo vivo)? Leo críticas de muchos que se llenan la boca de las palabras libertad, democracia, libre mercado (curiosamente las mismas que utiliza el poder norteamericano ¿coincidencia?) y me pongo a pensar que ellos provienen de naciones donde la explotación del pobre, la ausencia de democracia, el abuso, la violación de derechos humanos y las diferencias sociales son, por decirlo graciosamente, de “campeonato”. ¿Con qué derecho ellos, que viven en países donde la miseria humana campea al lado de un grupo de ricos, despotrican contra otros porque no piensan igual? ¿Por qué tanto interés en defender un sistema neo liberal que hoy está en revisión en el mismo EEUU?

Sé que Cuba tiene cifras muy interesantes en muchas cosas, pero para mí son solo eso: cifras, que pueden ser muy buenas o malas pero que no significan que ellos vivan mejor o peor que yo. Para mí, que vivan como quieran los cubanos, los norteamericanos, los israelíes y palestinos. Creo que sus razones tienen para hacer lo que hacen y cómo lo hacen. Yo no sé porqué es así pero así es, y no seré yo quien les diga si así deben vivir o morir. Mi deber está, en primer lugar, con mi nación, nación que difícilmente considero un paraíso o siquiera mejor que cualquiera otra. No seré yo quien arme un ejército para ir a “libertar” iraquíes, palestinos, somalíes o cubanos. De esa tarea ya se encarga Norteamérica, quien, según ellos, sí saben cuál es la forma correcta de vivir. Ellos, con sus bombas inteligentes, deciden por los gobiernos correctos y los opresores, y ponen a los “good dictator” y a los “bad dictator” según los necesiten. Mi tarea no será juzgar ni condenar a nadie. Solo intentar buscar ser un buen vecino hasta donde me lo permitan.

Por todas estas razones expuestas, permítanme desearle la mejor de las suertes al hermano pueblo cubano, tanto como se lo deseo al hermano pueblo norteamericano. Vaya para todos ellos mi saludo de paz.

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