viernes, 5 de junio de 2009

Golpéame para que te golpee

Lo mismo que en el juicio a Fujimori, hay cosas que no necesitan pruebas físicas porque ello es imposible (en las ciencias físicas y astronómicas se dan muchos casos de ello). A lo que se acude es a la deducción para formarse una opinión y luego contrastarla con los hechos consumados. Lo mismo pasa en la Historia. Hay muchas cosas de las que no se tienen pruebas, pero pasados los acontecimientos se puede ir tejiendo la trama y llegar al fondo de las cosas.

Mediante la deducción es cómo se colige que EEUU necesitaba entrar en guerra y tenía que ser Japón quien lo hiciera. De hecho que había varios escenarios posibles (como en toda guerra o batalla), pero todo general sabe que eso es el ABC de una estrategia (no hay conflicto, por pequeño que sea, que no tenga varias opciones y varios remedios). De ahí que decir que no se sabía si era o no Pearl Harbor el objetivo está demás porque siempre se manejan todas las posibilidades; prueba de ello fue la prevención de retirar los portaviones norteamericanos de la base. En suma de cuentas: que iba a haber ataque, lo iba; que podían ser varios objetivos, también.

Ahora bien, la Historia también muestra otros aspectos que permiten la elaboración de un juicio por asociación, método también válido en la mayoría de las ciencias. ¿Qué significa? Que, por ejemplo, una nación puede mostrar un patrón determinado de comportamiento que permite deducir cuál es su política de acción. En el caso concreto de Estados Unidos, se conocen los antecedentes de lo ocurrido en la bahía de La Habana —que ocasionó la guerra con España—, en la bahía de Tonkín —que produjo la guerra con Viet Nam— y el caso de El Álamo que conllevó a la anexión de la mitad del territorio mexicano. En todos estos sucesos se ha demostrado que hubo una provocación y no una agresión, por lo que es lógico deducir que lo ocurrido en el Pacífico se corresponde con el típico actuar de dicho país en materia de política internacional. Por eso es que igualmente se deduce, aún sin pruebas contundentes, que el “ataque” del 11 de setiembre coincide también con este patrón de comportamiento, muy propio de Norteamérica, cada vez que necesita entrar en una contienda bélica, lo cual lleva a concluir que es muy probable que éste haya sido autoprovocado.

Por otro lado, creo que el hecho de apelar a autores extranjeros es una falacia porque se induce al lector nacional (altamente prejuiciado a supeditarse a todo lo extranjero, pues es visto como superior) a pensar que si lo dicen afuera entonces es cierto. La formación del juicio y del criterio es un proceso difícil pues implica inicialmente una independencia de pensamiento y la posesión de herramientas mentales válidas y bien manejadas, cosa que, lamentablemente, no abundan en nuestro medio. Si es un japonés o un norteamericano el que dice tal o cual cosa eso no es un sinónimo de verdad. Incluso si alguno de ellos dice haber estado ligado a la fuente o haber participado en el hecho. También los actores principales caen en falacias. En nuestro caso, la falacia de autoridad es la más común, pero no por eso vamos a privarnos de ejercer el juicio honesto y correcto, aun a costa de que nos acusen de ignorancia porque “ya los expertos extranjeros se han pronunciado sobre el tema y tú no tienes ninguna autoridad para opinar sobre ello”.

La libertad, la independencia, no empieza con las armas sino primero en el pensamiento. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario