viernes, 3 de julio de 2009

Qué es, entonces, ser peruano

Según todos los historiadores, y no hay uno solo que lo niegue, el mundo que existía aquí antes de la llegada de los españoles era mucho mejor, más organizado y coherente con la naturaleza que el europeo (que venía de una terrible Edad Media, llena de represión, fanatismo y pestes). Quinientos años después de su llegada, estas tierras no se ha igualado hasta ahora ni de lejos esas condiciones de vida (que no eran perfectas, porque también tenían sus espantos, pero eran mejores. Qué le vamos a hacer).

Lo cierto es que el período de la Colonia ha durado hasta ahora más de 500 años, etapa que se caracteriza por una dependencia a la metrópoli en todo orden de cosas: en lo económico, en lo social y en lo cultural. Nuestras independencias políticas no han acabado con aquellas (según dicen la gran mayoría de expertos en el tema y que sería ocioso citar aquí). La dependencia colonial consiste, en todos los casos, en el establecimiento de un grupo social dominante, conformada fundamentalmente por personas de un biotipo racial blanco (en nuestro caso) como eje integrador, quienes se encargan de preservar el orden y la relación de dependencia de dicha nación con la metrópoli dominante de turno (primero España, luego Inglaterra y ahora EEUU, respectivamente).

Intermediarios del imperio

Dicho grupo social es exclusivo y excluyente, posee por lo regular toda la riqueza del país y emplea como trabajadores laborales y personales a otro grupo social dominado, caracterizado por lo general, en América Latina, por ser de origen nativo que incluye todo tipo de mestizaje indefinido. En otras regiones, como la africana o la asiática, los grupos dominados corresponden a nativos fundamentalmente negros y asiáticos oceánicos (además de un sinnúmero de denominaciones de todo tipo). Por lo general, como lo fue en la Sudáfrica del siglo pasado con respecto a Inglaterra, los grupos dominantes se apoyan en pactos secretos y no tan secretos con las grandes empresas o naciones para no verse así sobrepasados en fuerza por los dominados. En la actualidad tenemos un caso muy claro en el Perú con el llamado TLC con EEUU, mecanismo que va más allá de un simple acuerdo comercial porque apunta a poner de aval al gran país del norte en caso que alguien pretenda alterar “el sistema”. Es, entonces, una garantía de que “las reglas no serán cambiadas por ningún tipo de elecciones o gobernantes”.

Los pocos deciden por los más

Los grupos dominantes mantienen su predominio defendiendo a su nación. Se sienten muy bien siendo “cabezas de ratón” y exhiben contentos sus banderas en toda clase de eventos, como lo hacen los mini países petroleros árabes que se pasean en las olimpiadas para alegría de sus reyes ultramillonarios, aunque sus atletas no ganen ninguna medalla. Es decir, las nacionalidades y nacionalismos son fenómenos que surgen con la desaparición de los grandes imperios que optan por otro sistema de sujeción (el comercial) dejándoles a los jefes de turno el mando político. Los pueblos dominados súbitamente se ven, de estar arrodillándose ante un rey europeo, yendo sin saber por qué a votar para elegir un presidente. Efectivamente, la forma de gobierno ha cambiado pero los ricos siguen siendo ricos y siguen mandando, y ellos, los dominados de siempre, siguen estando en lo mismo.

Dos miradas, dos posiciones

¿Qué es, entonces, ser peruano? Supuestamente es haber nacido en el Perú y residir aquí con una documentación que lo acredite. Pero obviamente no es lo mismo haber nacido en cuna de oro, con genes superiores heredados, que nacer entre las carretillas del Mercado Central. Ambas personas representan al Perú, pero una representa a un tipo de Perú, al de los blancos dominantes, mientras que la otra representa a los sin nombre ni oportunidades. Vivimos así entre la “República de blancos” y la “República de indios”, como lo especificaba el virreinato del Perú. Unos peruanos piensan que deben mantener las relaciones con los países desarrollados manteniendo ellos la batuta local mientras que otros piensan que esa forma de vivir no es la mejor. De este modo estamos ante dos tipos de peruanidad, de pertenencia a una nación, con dos objetivos distintos de cómo mantenerla y conducirla. ¿Cuál de estas dos peruanidades es la correcta, es la mejor? Ese será el reto para los que mañana se encuentren ante la alternativa de tener que elegir.

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