lunes, 20 de julio de 2009

Preocupados por nuestro país

NOTA: Artículo de reflexión publicado por el Dr. Juan Borea Odría, Director del Colegio Héctor de Cárdenas, con motivo de las Fiestas Patrias peruanas.

Las Fiestas Patrias nos ofrecen la oportunidad de viajar a algún hermoso lugar de nuestra patria; también nos dan algunos días liberados del ritmo avasallador de lo cotidiano en que podemos dedicar un tiempo a la reflexión. Cuando una persona no se da espacios de reflexión es inevitable que pierda mucho de su decisión personal y acabe bailando al ritmo de lo que otros tocan.

Como ciudadano, reflexiono sobre los últimos meses y sobre los venideros y siento preocupación. Los conflictos que estallaron violentamente están lejos de haberse resuelto; están solamente postergados, y nuevos conflictos aparecen en el horizonte. No todo conflicto es malo; es un dato histórico que las sociedades avanzan en medio de los conflictos; y si éstos no existiesen los “statu quo” adquirirían patente de eternidad. Entonces… ¿cómo convertir el conflicto en germen de una nueva situación favorable para la mayoría?

Las causas de los conflictos

El primer paso es el conocimiento de las causas que los originan, de la situación de los actores y del entorno en que se desarrollan. En este paso hemos fallado mucho en los últimos tiempos y de manera especial en el conflicto que afectó a las comunidades amazónicas. Cantidad de visiones borrosas, prejuiciadas, ignorantes o interesadamente deformadas se mezclaron con las visiones más certeras, de manera que en ese mare mágnum de opiniones era difícil separar el trigo de la paja.

Los intereses mutuos

Un segundo paso, cuando se conoce realmente lo anterior, es buscar los intereses de las partes involucradas. Que la palabra “interés” no se entienda de manera negativa. Cada grupo social tiene derechos e intereses legítimos que son precisos de armonizar con los de otros para llegar a la convivencia. Satanizar los intereses de otro grupo pretendiendo consagrar los propios como si fueran los de todos es una manera común pero equivocada de enfrentar las situaciones.

El diálogo concientizador

Una vez determinados los intereses, viene el trabajo de diálogo, que debe empezar con hacer que cada grupo tome conciencia de sus auténticos intereses (no siempre se es consciente de los mismos) y tome también conciencia de lo que interesa al adversario (lo que se llama ponerse en los zapatos del otro). Sin este paso previo se cae en un “diálogo de sordos” condenado al fracaso. El diálogo requiere muchas veces de un intermediario que actúe como catalizador y ayude a procesarlo.

La solución con conseciones

Producido el diálogo, debe venir una solución. Una solución requiere mutuas concesiones para avanzar. Es responsabilidad de quienes intervienen en ello que estas concesiones no afecten la convivencia, los derechos, ni el ethos que da sustento a los grupos humanos. Cuando este proceso no se produce, queda expedito el camino de la violencia, que puede expresarse en enfrentamientos abiertos o en el sojuzgar de unos sobre otros, que es igualmente violento, aunque se pueda confundir equivocadamente con la paz (sería en todo caso la “paz de los cementerios”).

Los actores responsables

En la solución del conflicto social hay muchos responsables. No sólo el Ejecutivo entra en danza. Hay responsabilidad de los otros poderes del Estado (Legislativo, Judicial, Electoral), de los Gobiernos Regionales y Locales, de las Iglesias, de las instituciones públicas y privadas, de los medios de comunicación social, de los dirigentes sociales. La preocupación que me asalta como ciudadano es: ¿tenemos instituciones capaces de enfrentar el conflicto? ¿Tendrán fuerza algunos actores sociales para suplir las evidentes carencias de otros actores?

La responsabilidad del ciudadano

En todo caso, también los ciudadanos “de a pie” tenemos un papel importante que jugar. Sentarse a criticar sin dar el aporte de la construcción social, de la información necesaria, de la educación propia y de quienes dependen de nosotros es, en el fondo, una traición a nuestro deber ciudadano. Porque solo se es ciudadano cuando se siente responsabilidad por el país y se honra esa responsabilidad con acciones.

Juan Borea Odría

Colegio Héctor de Cárdenas

Jesús María, Perú.

1 comentario:

  1. Muy acertada la reflexión del doctor. El diálogo siempre imprescindible en las relaciones humanas y sociales. El diálogo como primer paso sobre la base de la justicia. Reconocer los intereses de los grupos sociales es imprescindible. Pero pregunto. ¿Tendremos que reconocer los "intereses" de las ETN (Empresas Transnacionales) que sólo buscan sus beneficios en contra de nuestras comunidades indígenas? En ese diálogo, ¿no es papel del Estado y del Gobierno defender los intereses de las comunidades indígenas frente a los intereses espúreos de las ETN? Para ejercitar el diálogo primero hay que tener muy claros nuestros intereses y defenderlos. ¿Concesiones? depende. Si van contra nuestra soberanía, si van contra los intereses elementales de nuestras comunidades el diálogo se torno imposible. Es mejor no realizar diálogo y seguir avanzando en la autoconstrucción y generando autodesarrollo. Los valores éticos deben estar siempre presentes. No todo diálogo, por el simple hecho de serlo, es bueno. ¿Existe diálogo contra la infamia, contra el genocidio, contra la masacre? Antes de empezar un diálogo hay que ejercer la justicia. Ejercer las responsabilidades. Si hubo masacre de indígenas habrá responsables. Mientras no se haga justicia no habrá diálogo. Mis felicitaciones al doctor porque nos permite ahondar en este tema.

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