jueves, 15 de marzo de 2018

Verdad, ciencia y paradigmas

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Al respecto del control sobre las investigaciones de fenómenos desconocidos


Si bien es conocida y aceptada en parte la idea de que los llamados "paradigmas" se imponen en cada época y sociedad eso no quiere decir que la ciencia se abra paso por sí sola; lo que sucede es que lo que cambia es el poder (como del eclesiástico al burgués en el caso de Europa) y es ese nuevo poder el que establece aquello que es "lo verdadero" de la ciencia.

"La ciencia" en realidad es solo un constructo mental, una palabra que pronunciamos o escribimos; pero lo real y concreto, su aplicación, está a cargo de quienes deciden qué de lo que se sabe "es oficial" y qué no. No basta con que un científico aislado en un laboratorio descubra algo; ese experimento, ese estudio, por más que esté bien hecho, puede ser visto como una amenaza, un peligro para determinadas entidades comerciales (laboratorios) o estatales (el ejército) y por lo tanto se lo "silencia", se "confisca" y se margina al susodicho científico. El caso Galileo, que ilustra esto, sucedió en la era pre moderna, pero el caso Tesla ocurrió ya en la era moderna.

Los científicos entonces son solo los obreros que trabajan sobre la materia; sus resultados necesariamente tienen que pasar todos por el tamiz del poder. Pero el poder no solo es el Estado: es principalmente el establishment, que es más que un gobierno (que es algo pasajero) o un Estado (que implica solo un ámbito local). Como sabemos, las revistas internacionales de ciencia, los grandes laboratorios, las instituciones de investigación, universidades u ONG privadas tienen dueños que no conocen fronteras, y sus representantes son quienes "aprueban o desaprueban" las investigaciones dependiendo del grado de implicancia que ellas tengan para el normal funcionamiento de la sociedad de mercado. Más importante que los descubrimientos en sí es la evaluación de si eso afecta o no los intereses y el control de dicha sociedad. Exactamente igual que lo que ocurrió con Galileo pero con un sentido más "comercial", menos religioso.

De modo que ideas como que "la ciencia se abre paso" son solo puras fantasías, simples creencias que albergan muchos de los que todavía, ilusamente, desligan la ciencia del poder cuando en realidad son un binomio indisoluble. Lo que le faltó en sus análisis al filósofo Thomas Kuhn, creador de la noción de “paradigma” en su obra La estructura de las revoluciones científicas, fue el factor político en la ciencia debido a que muchos de los "teóricos" como él cometen el error de creer que el estudio de la ciencia es algo puramente ajeno a los intereses humanos, como si trataran con un problema matemático o con jugadas de ajedrez.  

Desde siempre se ha dicho que "conocimiento es poder" y la ciencia hoy más que nunca significa únicamente poder (revisemos el caso de la creación de la bomba atómica en Álamo Gordo y sus ilustres personajes como Fermi, Oppenheimer o Einstein manipulados por Truman). De modo que si algún día cambian los "paradigmas" no será para que la ciencia sea como quisiéramos que fuera, clara e imparcial, sino para que sea lo que siempre será: el reflejo de la sociedad que existe en ese momento.

En conclusión, los cambios de "paradigmas" no se dan realmente en la ciencia sino en el poder, el cual necesita incorporar nuevas formas de entender la realidad pero orientadas de acuerdo con sus intereses.


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