sábado, 9 de junio de 2018

La música popular del Perú


Desde que cerraron las casas editoriales de música en el Perú el país se convirtió en un "mercado de consumo" de lo que se produce afuera. Al peruano no le quedó más remedio que canalizar sus sentimientos, alegrías y tristezas, por no decir su visión del mundo, a través de las canciones venidas principalmente de EEUU, el mayor centro de producción de sonido del mundo.
Pero no todo lo que se hace allá es lo que los peruanos "consumimos": solo nos envían lo que consideran que es lo más apropiado, lo que "nos va a gustar", o sea, la "latin music", la música norteamericana hecha por latinos, por la sección latina de las disqueras. Eso fue la salsa, un producto de Nueva York para migrantes latinoamericanos que se sentían identificados con lo que dicho género representaba para ellos. Y si funcionó para los migrantes también tenía que funcionar para los demás.
En Latinoamérica no todos somos "afrolatinos"
El problema con ello es que no todos somos "afrolatinos" ni vibramos con las congas y los movimientos frenéticos negros. La gran mayoría de latinoamericanos no tenemos raíces africanas y carecemos del biotipo o conformación para gozar de ellas. Pero eso no es lo importante sino la dependencia que se ha generado con respecto a la "moda" dictada por Norteamérica.
La moda del hip hop
Su principal producto de exportación ahora es, una vez más, los ritmos negros de Nueva York, esos que crean los más pobres y con los cuales tratan de liberarse de la discriminación y el racismo. El hip hop o reggaetón, una especie de rítmica para hablar muy típica de las tribus africanas desde hace miles de años. Y en nuestro andino y raleado Perú surgen, como antes sucedió con los grupos rockeros, miles de jóvenes que encuentran en ello "su expresión" sin saber que eso tiene un origen específico y que sirve para manifestar un tipo de sentimiento que aquí no tiene sentido ni razón de ser.
La gente los ve en los micros haciendo malabares con la rima pero se hace notoria la enorme distancia que hay entre los que lo hacen y lo que el peruano común y corriente piensa y siente. Prueba de ello es que para los cantos patrioteros futbolísticos se prefiere una criollada o seudo canción criolla para cantarle al Perú que un rap afronorteamericano.
El resurgimiento
Pero para no ver solo lo malo de lo que ocurre la alternativa que ha surgido ha sido, a mi entender, excelente. Se trata de la cumbia andina o la chicha, como se prefiera. Analizando bien el fenómeno lo que se observa es que son producciones propias que están acopiando lo mejor que tiene la música nacional. Están ahí los mejores cantantes, los mejores bailarines, los mejores músicos y, en especial, los mejores arreglistas.
A muchos "clasemedieros" esta música les parecerá "inferior" al jazz (el género de los "inteligentes que sí saben de música") pero es solo porque no tienen amplitud de criterio y solo aprecian lo que les gusta, que no es lo mismo que valorar lo bueno. Las grabaciones, los discos locales son cada vez mejores y no tienen que envidiarle nada a los chilenos o a los estudios de California. Se nota que cada día se perfeccionan y encuentran nuevos caminos. Incluso hasta los videos han evolucionado, como podemos comprobar con el de Corazón Serrano "Hasta la raíz", un cover de Lafourcade pero una creación magistral de Ángel Films, a mi entender el mejor video musical hecho hasta ahora en la historia de la música peruana.
Lo que necesita
Sin embargo ¿qué falta aún? En mi opinión letra, contenido, profundidad en su expresión. Eso que tuvo el tango cuando buscaban poetas para ponerles los textos a la música, eso que tenían Pinglo y Chabuca Granda: conocimiento, observación, sensibilidad para expresarse, grandeza en la palabra. Esa es la principal razón por la que la canción criolla ha muerto: por la ausencia de inteligencia, por la vulgaridad y simplismo de su decir que no se condice con esta época. La cumbia peruana tiene que dar un paso más y es hacia su vinculación directa con la vivencia de la gente (algo de lo que sí tuvo Chacalón). Y en segundo lugar también tiene que recuperar la belleza de la melodía; no todo es "mover el cucú". La música es algo más que bailar frenéticamente; también es oír, gustar, paladear, soñar, navegar en el inconsciente. Dos elementos, letra y melodía, que avizoro muy pronto veremos presente en este género auténticamente peruano. 


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